Recuerdos alterados, 1º Premio Nuevas formas 2019

Esta obra la hice a finales de mi primer curso estudiando cerámica en la escuela de San Telmo . Estábamos aprendiendo la técnica de construcción por placas, así que teníamos que construir un prisma cuadrangular y luego terminarlo con la forma que quisiéramos.

Como a todas las piezas que hacía las llamaba botijos, por ser el cacharro estrella de mi pueblo, empecé a decir que iba a hacer un botijo, siguiendo con la broma. Hasta que me planteé hacerlo realidad. Al fin y al cabo, no se me ocurría algo más contrario a un prisma que una pieza globular, redondeada, llena de curvas. Era un objeto que había visto mil veces desde pequeña, que todavía tenemos varios en casa y que en mis temidos veranos viene muy bien. La unión con los cubos de Málaga me parecía correcta, ya que había encontrado allí el camino a mis raíces.

También el uso del azul cobalto hace honor a ambos lugares. Los platos de celosías, como los que luego aprendí a pintar en la alfarería Veracruz de mi pueblo, y los clásicos azulejos de Málaga tienen este color. También quería usarlo en forma de engobe con perilla, una forma habitual de decorar en mi pueblo. Primero hicimos una prueba con los mismos engobes en una pieza más pequeña.

Al utilizar solo esmalte y engobe no me convenció el resultado, así que decidimos usar la misma técnica que para las primeras piezas, ya que el esmalte también era craquelado, y dejar que el esmalte azul entrase por las grietas, realzando sus formas. Manipular un objeto tan pesado sin apenas tocarlo fue todo un reto.

Al acabar, tanto mi profesora como mis compañeras me animaron a presentarme al concurso ese de mi pueblo del que había hablado una vez. El concurso internacional de cerámica Nuevas Formas de La Rambla. Le siguió mi madre y más familiares y amigas. Al final tuve que creer que de verdad podía probar suerte; de todas formas, no perdía nada. La sorpresa por ganar el primer premio todavía me dura. Llegar casi por casualidad a dedicarme a algo que me ha acompañado toda la vida, pero con una mirada nueva, ya era algo increíble. Conseguir plasmar esa sensación, aunque fuera un poco, en una pieza que dicen que es una buena obra de arte lo es aún más. Al menos, aunque todavía no me crea mi suerte, sí que he puesto mucho trabajo de mi parte y estoy satisfecha del resultado.

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